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Agustín Laje presentó su libro ante casi mil personas, reinvindicó la batalla cultural e hizo el "dream team" de su Latinoamérica ultraderechista

Agustín Laje presentó su libro ante casi mil personas, reinvindicó la batalla cultural e hizo el "dream team" de su Latinoamérica ultraderechista

"¡Una foto, Agustín, una foto!" Agustín Laje no daba abasto, intentaba complacer firmando libros, estrechando manos, agachado en el escenario de la sala José Hernández de la Feria del Libro, pero era visible que le costaba. Una mezcla de timidez y vértigo escénico le impedía bajar y abrazarse con quienes le daban trato de ídolo. A decir verdad, tampoco se lo hubieran permitido sus asistentes, la mayoría de un muy prolijo pelo corto. Allí, ante casi mil personas, el ensayista compartió su visión denigratoria del estado, con provocaciones de dedicatoria precisa: "a ese embrión del estado estamos a tiempo de abortarlo". También instó al activismo en las redes sociales y negó los puntos claves del humanismo del siglo XXI, como el sistema internacional y los derechos animales.

Sala llena para Agustín Laje.
Foto: Martín BonettoSala llena para Agustín Laje. Foto: Martín Bonetto

Terminaba un acto consagratorio, uno en el que el inspirador de Javier Milei –su ideólogo e intelectual orgánico– se acercaba un poco a ese fuego que esparce el presidente en sus presentaciones antes esos seguidores que lo vuelven una fiesta de alta temperatura. Ante casi mil personas, Laje presentó en la sala mayor de la Feria su libro Globalismo (Harper Collins), publicado en 2024. Laje es un ensayista, conferencista, y politólogo cordobés de la nueva derecha fundamentalista. Es fundador y presidente de la Fundación Libre, un think tank conservador. Se opone al matrimonio igualitario, a la adopción homoparental, a la eutanasia y al aborto, incluso en casos de violación. También promueve la batalla cultural contra el progresismo, al que llama "marxismo cultural". Escribió una biografía de Milei junto con Nicolás Márquez.

El sábado a la tarde lo acompañó en la presentación otro “faro” de este ideario: el profesor y rector de la universidad Eseade, Alberto Benegas Lynch (h), el mismo que cuando Milei estaba en campaña política en 2023 propuso: “Por consideración y respeto a mi religión católica, creo que habría que imitar lo que hizo el presidente Roca y suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano mientras allí prime el espíritu totalitario”.

El ministro Mariano Cúneo Libarona en primera fila. Foto: Martín Bonetto
El ministro Mariano Cúneo Libarona en primera fila. Foto: Martín Bonetto

Hubo una demora en el comienzo del acto de una hora. Un movimiento veloz de varias personas posibilitó que ingresaran a la primera fila los invitados VIP. En primer lugar, el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona; el Secretario de Estado Culto y Civilización, Nahuel Sotelo; la directora de Derechos Humanos de la Cancillería, Úrsula Basset; los diputados nacionales de LLA, Alberto Tiburcio “Bertie” Benegas Lynch (con remera roja de los Red Hot Chili Peppers), Nicolás Fernando Mayoraz y Santiago Santurio. También vinieron a la cita libertaria el documentalista personal de Milei, Santiago Oria; la fotógrafa del Presidente, Macarena Rodríguez; el editor de Hojas de Sur –editorial donde Laje publicó algunos de sus libros– Andrés Mega; el Gordo Pablo, uno de los conductores del canal de streaming Carajo, entre otros.

Más allá de esa fila de orgánicos, se multiplicaba la presencia de familias con hijos chicos, grupos de jóvenes expectantes, varones solos y mujeres en grupo. ¿Un mix de curiosos y fans? Gente con jeans, zapatillas gastadas, buzos deportivos, algunos con mate y termo. Los rostros denotaban curiosidad, tal vez esperanza. Celulares activos en sus manos, muchos no dejaban nada ni nadie sin fotografiar ni filmar.

Cuando todos se acomodaron, Benegas irrumpió con un tono de conferencia académica y recorrió apellidos fundamentales del camino libertario, tanto economistas como pensadores políticos. Sostuvo que “la parte medular de la democracia es el respeto, la garantía a los derechos de las personas; y la parte mecánica, formal, accesoria y secundaria, es el recuento de votos”. También lanzó eslóganes como: “Derechos humanos es una redundancia bastante grotesca porque los derechos no pueden no ser humanos, no son minerales, vegetales ni animales”; y que “ningún marxista explicó nunca en qué se diferencia la estructura lógica de un proletario, de aquella de un burgués”, al referirse peyorativamente contra el concepto de clase social.

Agustín Laje.
Foto: Martín Bonetto.Agustín Laje. Foto: Martín Bonetto.

A continuación, por fin Laje conquistó la centralidad del acto y diferenció: “la globalización es un fenómeno económico, el globalismo es un fenómeno político”. ¿Cuáles son las instituciones características del globalismo?, preguntaba y respondía: “No son tanto las del Estado-Nación, sino, sobre todo, las de organismos supraestatales, supranacionales, organismos que empezaron a multiplicarse en la segunda mitad del siglo XX”. En su libro Laje sostiene que el globalismo se institucionaliza en organizaciones a veces completamente públicas, otras veces completamente privadas, pero en la mayoría de los casos son hibridaciones público-privadas. Estas a veces se llaman “Organizaciones Internacionales Públicas”, a veces se llaman “ONG” y a veces toman el nombre de “Foros globales”.

En esta definición, Laje plantea gran parte de su concepción de lo que es el estado: “Entonces, la criatura, a la que se le ha dado vida, no es un estado, es un superestado que todavía, sin embargo, está en estado embrionario. Es decir, estamos a tiempo –como le gusta a las chicas de pañuelo verde– de abortarlo. Solamente que en este caso haríamos un bien y no un mal. Estamos a tiempo de desactivar ese embrión que se desarrolla bajo esa inercia de acumulación progresiva del poder político que está de la naturaleza de estas maquinarias modernas”, provocó y se llevó un aplauso con risas.

De traje y zapatos negros y corbata, se preguntó: “¿Cómo se puede combatir al globalismo? Por un lado, con batalla cultural, es decir, cada uno de nosotros tiene un rol activo, ya no hay excusas; estamos en la era de las redes sociales, hoy todo el mundo se puede hacer oír y todo el mundo tiene una responsabilidad moral y política al hacerse oír. Pero junto con la batalla cultural hay que impulsar nuestras batallas electorales, hay que ganar las elecciones. Porque al final, es el estado el que termina decidiendo si acompaña o no esa transferencia de poder hacia ámbitos internacionales”.

Laje finalizó su exposición imaginando un destino común para América Latina, con Argentina como un faro libertario que ilumine y arrastre los destinos de Chile, con Johannes Kaiser, el youtuber libertario; en Perú, con el ultraconservador Rafael López Aliaga, actual alcalde de Lima; en Colombia, con la presentadora de TV, Vicky Dávila, y otros tantos. “Imagínense globalizar, no el globalismo, sino la resistencia”.

El diputado nacional de LLA, Alberto Tiburcio “Bertie” Benegas Lynch.
Foto: Martín BonettoEl diputado nacional de LLA, Alberto Tiburcio “Bertie” Benegas Lynch. Foto: Martín Bonetto

Laje firmó unos libros y se fue por el fondo del escenario. Abajo, centenares de seguidores de todos los matices se desconcentraban y se sacaban seflies con el Gordo Pablo. Ya fuera de la sala, una cronista del canal Carajo entrevistaba a los asistentes, que mostraban un entusiasmo contenido. Algunos se habían esperanzado con la posibilidad de que apareciera sorpresivamente el presidente, o tal vez Karina Milei o el ya no tan secreto Santiago Caputo. Casi en paralelo, los tres lados del triángulo de hierro eran invocados en distintas salas de la Feria con libros biográficos o de polémicas presidenciales.

Clarin

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